El poema ganador de cada mes será el que haya recibido más votos positivos (siempre que no tenga más votos negativos que positivos). Tan solo se tendrán en cuenta los textos originales publicados en dicho mes.
DÉCIMA ALUSIVA A LA CRUZ
Décima a la Cruz de Mayo Letra.Carlos Andrés López Blanco.
Mi sincera salutación Al santísimo madero Es ícono verdadero De nuestra bella tradición Aprovecho la ocasión Y dar gracias al ateneo Institución que yo veo Que impulsa la cultura Con persona de altura Que trabajan sin rodeo
Una mujer acude al médico con el fin de que le recomiende algo para adelgazar. El consultado va y le dice: - Es muy simple, señora. Sólo tiene que mover la cabeza de izquierda a derecha y viceversa. - ¿Cuántas veces?. - Cada vez que le ofrezcan comida.
Tal vez soy un niño: los muertos le causan pavura. Sin embargo, a la muerte le clama soltarlo de toda criatura -niño, árbol, bestezuela- de tantas cosas en que pulsan corazones roídos de tristeza.
Es que no tiene ya qué dar y las calles oscuras están, y no encuentra, Señor, ser alguno que logre, a tu vera, ponerlo a sollozar.
El poema ganador de cada mes será el que haya recibido más votos positivos (siempre que no tenga más votos negativos que positivos). Tan solo se tendrán en cuenta los textos originales publicados en dicho mes.
DÉCIMA ALUSIVA A LA CRUZ
Décima a la Cruz de Mayo Letra.Carlos Andrés López Blanco.
Mi sincera salutación Al santísimo madero Es ícono verdadero De nuestra bella tradición Aprovecho la ocasión Y dar gracias al ateneo Institución que yo veo Que impulsa la cultura Con persona de altura Que trabajan sin rodeo
Una mujer acude al médico con el fin de que le recomiende algo para adelgazar. El consultado va y le dice: - Es muy simple, señora. Sólo tiene que mover la cabeza de izquierda a derecha y viceversa. - ¿Cuántas veces?. - Cada vez que le ofrezcan comida.
Tal vez soy un niño: los muertos le causan pavura. Sin embargo, a la muerte le clama soltarlo de toda criatura -niño, árbol, bestezuela- de tantas cosas en que pulsan corazones roídos de tristeza.
Es que no tiene ya qué dar y las calles oscuras están, y no encuentra, Señor, ser alguno que logre, a tu vera, ponerlo a sollozar.